Todos nosotros alguna vez u otra hemos sufrido las dichosas agujetas después de hacer ejercicio, lo que no hemos conseguido nunca es evitarlas. Corren muchos rumores sobre cómo combatir las agujetas, principalmente tomar azúcar, y otros muchos más, pero aún así siempre aparecen. La verdad que no hay una solución milagrosa, podríamos decir que es un trámite que tarde o temprano nos tocará sufrir. Aún así os daremos algunos consejos para intentar reducirlas o evitarlas, pero para ello primero debemos saber que las produce.
Desde siempre se había creído que las agujetas eran causadas por el ácido láctico que se origina durante el entrenamiento y que al cristalizarse producía las molestias. Es por ello que el remedio casero utilizado más frecuente era la ingesta de agua con azúcar. Con ello se pretendía eliminar estos cristales de ácido láctico. En cambio, estudios recientes realizados mediante biopsia muscular han puesto de manifiesto que ni siquiera se forman dichos cristales después del ejercicio, ya que éstos el propio músculo los desecha, eliminándose instantes después de haber acabado el esfuerzo. Las agujetas, entonces, se desencadenan por las contracciones que tensionan de forma demasiado agresiva el músculo y que en personas que no están habituadas al ejercicio practicado provoca micro roturas en las estructuras.
Para no sufrir agujetas lo mejor es evitar los aumentos bruscos de intensidad del ejercicio. Además, las primeras sesiones de cualquier nuevo entrenamiento no deberían ser muy intensas. A diferencia de otras lesiones, el calentamiento no tiene efecto de cara a evitarlas o disminuirlas.
Si estáis leyendo esto tarde, porque ya tenéis agujetas el mejor remedio para curarlas es reposo, estiramientos leves y masajes muy suaves en las zonas dañadas. En un par de días volveremos a estar en plena forma para retomar los entrenamientos.
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